Eva, nuestra alumna de la semana, quería estudiar Física. Siempre le ha encantado y estaba bastante decidida. Sin embargo, al pensar en las salidas profesionales, comprendió que, o era profesora o probablemente tendría que trabajar en el extranjero. Y decidió abrir su abanico de opciones. Siempre le ha apasionado el trabajo de su tío, que es ingeniero y diseña molinos de viento. Habló con él para que le contara con más detalle; y fue así como decidió estudiar Ingeniería industrial en la UPNA.
la carrera le parece interesante y no le va mal, aunque reconoce que las horas de estudio no siempre traen los frutos esperados… Suerte que ella ¡no es de las que se desesperan! “Cuando no obtengo el resultado que me hubiera gustado, analizo los motivos, aprendo de lo sucedido y sigo adelante”.
Cuando termine la carrera, le gustaría dedicarse a alguna faceta creativa de la ingeniería. Cuando era niña, le encantaba inventar cosas nuevas, ¡incluso diseñar vestidos! No en vano Ingeniería, ¡viene de ingenio!
Elegir la ciudad en la que estudiar fue fácil. Ella es “muy de Estella”, le gusta mucho su pueblo e intenta regresar los fines de semana. Además, quería estar cerca de su madre, a quien le une una relación muy especial. Nació por inseminación artificial y ella es su “madrepadre”, su gran soporte. Hablan a diario y tienen un vínculo estrecho.
Tampoco le costó escoger la residencia. Tenía amig@s en Camplus que le dieron buenas referencias. Le gustó la ubicación, así como el planteamiento de comidas y de limpieza.
En su tiempo libre básicamente ¡estudia! Cuando era más joven practicaba ballet clásico, después hizo baile moderno y contemporáneo. Por el momento, no se plantea retomarlo, la carrera le absorbe mucho tiempo.
Eva es alegre y positiva. También se considera perseverante, cuando se propone una meta ¡no para hasta conseguirla! ¿Su área de mejora? Le gustaría ser un poco más estructurada… Todo apunta a que la carrera ¡le va a ayudar en este sentido!
