Estela se sentía muy atraída por el Derecho “desde casi siempre”. No le viene de familia (su padre es ingeniero y su madre enfermera) pero los padres de su mejor amiga son abogados. Cuando eran niñas, solían llevarlas a ver algún juicio. Les gustaba ponerse la toga y fantaseaban con la idea de defender las causas justas: “Desde niña, no he tolerado las injusticias, siempre he alzado la voz”. En bachiller, su amiga decidió estudiar Comunicación audiovisual, pero Estela siguió queriendo ser abogada.
Ya es su segundo año en el Grado en Derecho, con especialidad en Derecho económico, y Estela está encantada con la profesión que ha elegido: o será abogada penalista, o trabajará en el ámbito legal de la empresa.
Al principio dudó entre estudiar en Bilbao, Madrid o Pamplona. Fue una amiga de su madre quien le aconsejó que se decantara por la UNAV, por el prestigio de la universidad. Tenía una nota media alta y la UNAV le permitió presentarse a la prueba de admisión en diciembre, así que medio año antes de acabar el curso ya sabía su lugar de destino.
No tuvo tanta suerte en la elección de la residencia. Durante el primer curso vio que se había equivocado y probó suerte en Camplus Pamplona: “Conocía a dos estudiantes de Miranda de Ebro (su ciudad natal) que estaban muy contentos en Camplus. Me sentí acogida desde el primer día. Todos me abrieron las puertas, no fue nada forzado. El ambiente en la resi es muy bueno, hay muy buena relación entre tod@s”.
Además del Derecho, a Estela le encanta leer. Y siempre ha practicado deportes, sobre todo el esquí y el volleyball. Ha competido en ambos deportes, aunque prefiere disfrutarlos sin la presión de la competición.
Estela es muy sociable ¡y muy “inclusiva”! “Me gusta mucho integrar a la gente, que nadie se sienta excluido ni relegado. También soy muy bromista y alegre. Podría decirse que soy ¡la graciosa del grupo! Me gusta que la gente disfrute estando conmigo”. Ciertamente Estela es “un solete” (nada más preciado que el sol aquí en el norte!!!)