Nuestro alumno de la semana es Pablo, alias “Pitu”, un estudiante risueño y con mucho carisma. La ilusión de su vida es continuar la labor de su abuelo, que creó una fábrica de encurtidos en Logroño y, con mucho esfuerzo, consiguió construir una próspera empresa.
Pitu siempre ha estado muy unido a él, era quien mejor le entendía y un modelo a seguir, como persona y como profesional. El año pasado falleció y le dejó un profundo vacío. Eso sí, reforzó en él su deseo de rendirle tributo y continuar con su legado.
Eligió estudiar Derecho porque le parecía el mejor camino para encaminarse a ese objetivo. Cuando acabe la carrera, hará un máster en gestión de empresas para estar más preparado.
Sus padres le apoyan en su decisión, a pesar de que ellos no estuvieron interesados en seguir el negocio familiar. Ambos son farmacéuticos y su hermana estudia Medicina, así que Pitu será el único que ¡coja el testigo!
En su tiempo libre, le apasionan las artes marciales: “Cuando era niño practiqué varios deportes, sobre todo fútbol y baloncesto. ¡No destacaba en ninguno! Hasta que descubrí las artes marciales. Es una práctica que va con mi personalidad y que me hace sentir bien. La gente piensa que es un deporte agresivo, ¡pero es todo lo contrario! A mí me ayuda a estar en paz. Y me sirve como vía de escape, en cada golpe sueltas la rabia y las frustraciones del día”.
Como puede deducirse, Pablo es una persona muy familiar: “Mi padre llamaba a mi abuela todos los días y yo le llamo a él a diario. Cada dos o tres fines de semana voy a visitarles, me gusta pasar tiempo con ellos”. También se considera muy sincero y muy leal. Y muy activo, ¡tiene una vitalidad desbordante! Siempre sonriente, es de es@s alumn@s que transmiten una alegría contagiosa.