Pablo, nuestro alumno de la semana, se considera una persona vaga… dice que le cuesta arrancar. Lo ponemos un poco en duda porque si llega a ser aplicado… Estudia su último curso de Ingeniería mecánica en la UPNA, con buenas calificaciones, y además entrena a diario porque es ciclista. La bici es su pasión y fue uno de los motivos por los que decidió dejar su ciudad natal (Jaca) para estudiar en Pamplona. Aquí tenía la oportunidad de correr en el Lizarte, un equipo ciclista muy consolidado, y además le atraía mucho entrenar en Navarra, porque es una región que le encanta. Le gustan mucho sus paisajes y también su clima, quizá porque está acostumbrado a vivir cerca de los Pirineos y le gusta la naturaleza y el frío. El ciclismo requiere mucha constancia, disfrutar de la soledad y de la disciplina. El año pasado entrenó 18.000 kms. (entre 13 y 17 horas semanales) ¡¡y este año llegará a los 20.000 kms!!
Es una persona muy centrada y reflexiva. Ya sabe qué hará en el futuro ¡o al menos quiere intentarlo! Estudiará una segunda carrera, Diseño y Mecánica, en Madrid, y seguirá profundizando en el mundo de la aeronáutica, en el que ya se ha adentrado por hobby. Tampoco descarta estudiar Fisioterapia más adelante, porque le gusta el cuerpo humano y cree que puede ser útil para el trabajo que desarrollará. Definitivamente, un chico vago… Porque su sueño es dedicarse a diseñar bicicletas personalizadas, basándose en estudios aerodinámicos y en las características y necesidades de cada persona. Por su experiencia, hay muy poco avanzado en este terreno y cree que puede ser una oportunidad profesional interesante. “Lo que me gusta es combinar las máquinas con las personas, poner la Ingeniería al servicio de la gente”.
Su pasión por la bicicleta le viene de familia, ya que sus dos hermanos también compitieron. Se llevan muchos años (8 y 11 años) y tiene el recuerdo de desplazarse con sus padres para verles todos los fines de semana. Ahora son ellos los que tienen que seguirle en el Torneo de Euskadi o en la Vuelta a Castilla y León, por ejemplo.
Se considera una persona templada, muy de vez en cuando se enfada, pero se le pasa pronto. En la residencia siempre es educado, tranquilo y amable con tod@s, ¡¡¡un modelo de residente!!!