La pasión de Diego, nuestro alumno de la semana, siempre ha sido viajar. Es una afición que le inculcaron sus padres, con los cuales ha recorrido medio mundo: Alaska, Canadá, USA, el Caribe, Escandinavia, Europa central, Turquía o Rusia son solo algunos de los lugares que ha visitado. Aunque él es de México, ha vivido también en Irlanda y en Roma. Su etapa en Roma la recuerda como “mis mejores momentos” y además fueron la llave para su aterrizaje en España. Porque Diego ha acabado en Pamplona un poco por casualidad. No sabía qué estudiar hasta que conoció a un estudiante español en Roma que le habló de la carrera de Relaciones Internacionales en la UNAV. El planteamiento de la carrera, muy completo, que incluye estancias en Washington, Shanghái y Jerusalén, así como prácticas e intercambios, le pareció muy atractivo y ¡le iba como anillo al dedo!
Porque a Diego le encantaría dedicarse a las relaciones internacionales. Su sueño sería llegar a ser diplomático y, puestos a soñar, embajador de México en España. Está en su tercer año de carrera y ya sabe, con total seguridad, ¡que lo suyo es vocacional!
Pero Diego es realista. Sabe que es difícil abrirse camino como diplomático y, por si acaso, quiere tener un plan B. Por eso ha elegido algunas asignaturas optativas del área de Negocio. Sabe que su carrera le abre muchas posibilidades en el ámbito del comercio internacional. ¡Y nunca se sabe!
Se considera una persona muy inquieta, con muchas aficiones. Le encantan los deportes, ha practicado natación, rugby, fútbol americano… También es un fan de la música ochentera. Y le apasiona la Historia y la Arqueología. ¡Ah! Y en México pintaba al óleo, ¡le divertía mucho! Es muy sociable y le apasionan los idiomas, habla perfectamente inglés e italiano, y este año va a estudiar francés. Confiesa que ¡incluso le gustaría aprender Euskera! Quién sabe, la carrera de un diplomático es larga, tiene tiempo para aprenderlo. ¡Ilusión y compromiso no le faltan!